He de confesar que no es ninguna sorpresa que el Talón de Aquiles de mi clase sea la falta de comprensión lectora, sobre todo en textos que exigen ponerse en situación y evaluar nuestra realidad. A mi colega María Tenorio se le ocurrió la idea de que leyéramos el libro Ansiedad por el estatus (De Botton); así que lo estamos desentrañando. Es un libro entretenido y propicio para pensar: nos hace conscientes de cuán vulnerables somos y explica en cierto modo, con datos históricos, por qué estamos tan jodidos como estamos. Como mis cachorros tienen evaluación de dos capítulos, voy a hacer el mismo ejercicio que ellos tendrán en su examen parcial. Ahí les va un textito que pasará por comprensión lectora y análisis de nivel básico para orientarles (texto de 4 párrafos, unas 500 palabras). Ansiedad por el estatus: ¿de dónde viene mi autoestima? El capítulo III del libro, Las expectativas, sobre todo el apartado titulado Igualdad, expectativas y envidia, se centra en explicar, en palabras
La primera vez que le vi me pareció un monumento, una diosa, una roquera indómita también. Una no sabe muy bien cómo es que hace clic con ciertas personas y eso me pasó a mí con Sara. Supongo que se va a sonrojar porque escriba de ella, pero que la zoque, que se aguante, es el punto de vista de mi texto y qué mejor manera de comenzar que con un personaje fuerte, bien fuerte. Ella me hizo explorar otros límites, les cuento. Hacía mucho que no tenía un arrebato de escritora, porque yo soy sí, de arrebatos, impulsiva y poco pensadora para algunas cosas. Para escribir, me gusta que me posea un nosequé. Musas dirán algunos, pero a mí esas viejas no me hacen ojitos. Prefiero pensar en un huracán interno. Y por eso estoy en este lío. Sin ánimo de irme por las ramas, recién entro al campo de las artistas plásticas . Eso les dije a mis amigos en broma cuando les invité a la próxima exhibición del Museo de Arte (MARTE). Todo comenzó con un correo muy largo, bello eso sí (Sara, son bien largos),