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Mostrando entradas de septiembre, 2009

Las flores horarias

No sé qué es el tiempo. Sé que está ahí, y me permite hacer cosas. Como cuando Momo halla sus flores horarias, como cuando las libera y regresa la vida. ¿Qué se yo que es el tiempo?

El diccionario ambulante

Mientras el ímpetu está aquí... proseguiré. Resulta que amo los diccionarios, más los que tienen fotos, y mucho más lo que tienen hipertexto, saltar y saltar de palabra en palabra. Es mi oficio. Vivo para dudar si tal o cual palabra se escribe bien. Me pagan por dudar, por buscar, por averiguar si algún verbo está mal, si estos se inventan palabras, si de casualidad olvidaron un detalle. Eso hago. Así que, pobre de mí, infortunada de mí, la gente de repente cree que puedo ser un diccionario ambulante. Y no, ya quisiera haberlo memorizado todo, en serio. Y nunca he sido buena con la memorización de datos, no se me da. En cambio, soy muy buena para averiguar e indagar detalles. Yo si no sé algo, probablemente tenga el contacto de quién sí lo sabe. Esa es mi virtud, ser obsesiva con lo que no sé. Lo busco, fin del cuento. Como cuando una vez mi amigo Álvaro buscaba el nombre de una plantita, y la única referencia que teníamos era la foto. Con imagen en pantalla, usé el buscador y luego d

Tramitología, formularios... y yo

Apellidos: Nombres: Sexo: Dirección: Mail... -Y cuando llene las hojas firme aquí, aquí, aquí, y aquí. Que le pongan el sello. Ah, luego anexe las páginas.. Los formularios, sí esos, los vio ¿verdad? -No los pedía... (callate la boca, callate la boca, me digo) ... Sí, los vi.. Odio los trámites, los formularios, llenar páginas, firmar, sacar mi documento y copiarlo. Es terrible, soy una bestia para eso. No sé, no puedo. Ya, en serio, ni una encuesta puedo llenar, me salto las preguntas, contesto mal, no leo como se debe... Olvido llenar las partes importantes, y los pasos, se me olvidan los procesos... La tramitología y yo no nos llevamos bien. Y es triste. Todo hoy es llenar formas, formularios... Yo siento que cada vez que me preguntan algo es la Santa Inquisición la que me pone en tela de juicio, la que con su dedote acusador me pregunta que por qué sigo viviendo en la casa que mi viejo nos dejó, que por qué no he avanzado como debería con el inglés, que por qué sigo "soltera&

Amor por los del blog

Hartera la palabra, atómica también. Yo qué sé qué es el amor... Y me atrevo. Hace días que no paseaba por algunos sitios habituales. Y noten que ahora digo "sitio" y bajo este contexto felizmente ustedes entenderán que es una casita acomodada en un algo que no sabemos dónde está... Tan omnipresente. Así, hoy estuve en casa de la Extranjera en el 7D, la primera en visitar porque la aprecio sobremanera. Apenas y sé algo de ella, solo lo que me deja ver de a poco en sus post, quizá en algún enredado correo, y la quiero. Profundamente, a decir verdad. Tan lejos, tan lejos. Luego caminé por Nos tomamos la palabra, y estaba ahí, atronizada, esplédida, hermosa. Mar, la mar. Con su revivir sacado de un artículo del país. Y hablamos también. Rió por la cultura de mi empresa, conocida por ella, la familia, mi hermano enano. Una vida linda. Más allá, unas vueltas hacen que la vueltecita me dé una Terapia de piso. Hermoso. La construcción de la representación de lo que creemos que somos

Ray Charles

Anoche soñé con Ray Charles. Soñé que él compraba zapatos y no dudaba en elegir unos que eran color café. Eran los más hermosos, para ser honesta. Ray no dudó en saludarme cuando, alarmada y entusiasmada, esquivé cuanto obstáculo pude para ir a verlo... verlo un instante. Ray Charles en la zapatería y todo el mundo seguía igual. Mi mundo no. Me pidió que le describiera a quiénes le pertenecían aquellas voces semiinfantiles. Unas chicas que se iban y pasaban de largo. Usa camisa de flores verdes, le dije. Sonrió, e hizo esa mueca con la boca, barbilla y finalmente ese movimiento como tic nervioso que hacía que su brazo y pierna se elevaran. Estaba hermoso todo él. Anoche soñé que hablaba con Ray Charles. Y fue una exquisita sorpresa... porque hace años yo sin llegar a mis quince, y con esa versión rara de Hit the road Jack sacada de una cinta magnética de Garfield..., solo supe que lo amaba. Un brindis por vos, Ray. PD: Esta versión con Clapton también es buena . Y esta, no se pierd

Las hienas

No están entrenadas como Esmé , la que se comió al gitanito. No. Estas van más allá de la metáfora. Van más allá de la amabilidad humana, del amor a lo Corintios trece. Y a veces las humanas lo son. Casi siempre dirán los hombres. Se carcajean las hienas. Y esperan a que afloje y baje de este árbol para arrancarme un pedazo. Se carcajean las hienas... y dejan en evidencia su sabiduría chata. Hela aquí, la misantropía total. ..