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Mostrando entradas de enero, 2011

Martirios

Dice la Rae: tolerar .  ( Del   lat.   tolerāre ).  1.  tr.   Sufrir, llevar con paciencia Sufrir y llevar con paciencia... No, no quiero ni sufrir ni llevar con paciencia... hoy no. (Ya sé, escribir es ofensivamente egoísta, reegoísta, egocéntricamente egoísta. ¡Que se callen todos! ¡Maldita sea!)

Resoluciones

Las fantasías lascivas son merecedoras de respeto; las fantasías sentimentales no. (Laudable la que se relaciona con la creatividad; despreciable la que linda con la locura.)

Carne a la venta (notas sobre el mundillo circense)

Uno llega al espacio escénico y debe crear algo. No ver qué puede pasar.  La premisa es provocar en ese lugar, usar y hacer vida ahí. Las cosas nos suceden, se trata de padecer cada segundo en escena. Eso es instalarse. Ese lugar, el teatro, no es más que una vitrina: soy carne a la venta. Soy un panqué salado. Soy un bollo dulce. Soy todo lo que me pueda permitir y esta tarde estoy en oferta, pero no es suficiente. Tengo que hacer méritos para que los que ven, me lleven y se vayan con esa agradable sensación de que es lo mejor que han probado en sus vidas; porque de lo contrario lo único que quedará es esa ansiedad de que no fue lo que esperaban. El escenario es el paraíso, el infierno, la calle muerta.   Es todo. ( ¿Cuánto se puede imaginar? )

¡Bang, bang! ¡Pum, pum!

¡Booooom! Caen pedacitos de periódico. Se instaura la felicidad inmediata, estalla la alegría, abrazos de regocijo, gritos en las calles y el cielo coloreado de humo. ¡Slurp! ¡Ahhhh! Chipichipi, tac, tac, tac, chipichipi. Y luego de la algarabía de las fiestas, ¿silencio? Tras la resaca nos sentamos bajo el dedo incólume de Cristóbal Colón, al lado de cuanto desocupado se halle en el graderío del Palacio Nacional en San Salvador. Contemplamos el caos. Ummm… A esta ciudad la gobierna el desastre. Este amanecer tuvo que ser distinto… ¡hip! Todo más bello, ¡hip!, todo mucho más inmaculado, ¡hip! ¿Por qué no lo es? ¿Por qué todo sigue como si nada hubiera pasado? Tan inamovible, todo tan… ¡hip! Charcas shucas, ayayayés atroces, humanos que hacen crack a huesos ajenos, muchachitos sin jajajás cultivados, lágrimas desparramadas en los callejones, tanto ruido y el dinero, ese bling bling que no nos alivia. No nos sana.   Quedémonos callados, mirémonos. Damos un poco de lástima, ¿por qué