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Mostrando entradas de noviembre, 2009

Frío

Hoy hace viento, y el frío se me cuela por los pies desnudos. Siempre por los pies desnudos. Sin alguien a quien abrazar. *

La tabacalera

Poco he escrito sobre mi madre, una sombra que ni yo misma reconozco en mí misma, pero está. Siempre está. De esa sombra no me pavoneo, si no que vivo; y más aunténticamente de la que huyo. Mamá es peinadora, pero antes de ser peinadora fue infinidad de cosas. Cosas que no dice, que poco cuenta, que da gusto oír, como hoy. Luego de una sopa cargada y tortilla despenicada en ella (como comen los pericos dirán los snob), mi madré contó que trabajó en las tabacaleras, que bajaba de una loma y llegaba hasta la casa del señor que tenía los terrenos llenos de plantas de tabaco. Mi madre siempre dijo que fumar era malo. Condenó terriblemente el pasado de un primogénito fumador, hoy es un nuevo hijo -como dicen en los retiros espirituales-, y yo siempre le creí que era dañino. No fumo por elección. Me sobran los expendios. Soy fumadora pasiva; odio que el cabello me huela a cigarrillo, y más aún detesto terriblemente que mi ropa quede infestada a tabaco. Sin embargo amo a los fumadores, tan re

Una semana de silencio

Necesario, vital. Esta semana vino Laurent Decol al país. Antes de su presentación de mimodrama se dio a la tarea de enseñarnos a amar la creación, a valorar los pequeños detalles, a hacernos mimos. En medio de tanto silencio es hermoso pensar, y mirarse, y revalorarse.

Yo, la cínica (día dos)

Asumida la cuestión. Vamos al disfrute. COMERCIAL: (De repente me ataca gente en el msn que al ver mi refórmula también quieren resumirse en tres palabras y una coma. Háganme un favor, vayan a un recetario y búsquense otra oración. De esas frases célebres de Proverbia.net. Y no, no existen las yo, la sarcástica; ni yo, la descarada, mucho menos. Váyanse a joder a otro lado. ¿Acaso la construcción de uno mismo depende de lo que el otro ponga en su nickname?) Ah, sí, el disfrute. Noche de cacería, y luego de una cena me despido con una pasada de lengua en una oreja ajena. No virgen, sí timorata, pensante y que a ratos me esquiva. Me relamo al recordar. *

El hombre solitario

En una de esas paradas llego hasta la casa de Armando , su casa se llama como él. Al final de la página hay una oración que obedece al About me: I'm a lonely man living in a world of dreams. Ácida (a ratos nostálgica). Después me voy a uno de mis tantos cuadernos de notas, libreta en turno, y busco una cita que saqué de un estudio luego de leer una extraña -rarísima- traducción de Esperando a Godot : El hombre pasa toda su vida, siempre absurda, con el miedo de estar solo. Que cuando está acompañado se pelea con la compañía que le ha tocado en suerte y con la esperanza de que algún día venga ese Godot soñado. Punto. Resquebrajo. ¿Y si de pronto no hay nada? ¿Y si todo es artificio? Godot vendrá mañana.

Resoluciones (o falta de distracción)

Tengo días de estar pensado qué putas subir al blog, como si se me fuera la vida en esta última entrada, como la más meritoria, como consecuencia de pensar en un público que a ratos no está y que no me extraña. Son un par los que vienen, y los aprecio infinitamente. Así, pasé a doblegar mi ímpetu ante la tiranía de elegir un tema que mereciese trato en esta ínfima página. Hay uno que tengo en jabón. Yo quería ahondar en eso que era el deseo. Lo iba a llamar Breve tratado poco elocuente sobre el frenesí. No cuajó. Y me hartó. Me sigue gustando tanto la idea que en una página reciclada saqué cien mil palabras que usaría, y mi propósito era que darnos cuenta de cómo caemos en el deseo y no sé qué pendejadas más. La idea era convencerlos de alguna tontería que yo creyese cierta. Falló. Está ahí en los borradores y no pienso revivirlo. ¡Que se muera el infeliz! Lo que sí me encantó fue el trabajo previo a la creación del texto; la idea esa de saltar hipertextualmente de palabra en palabra,