Recién había pasado la oleada de fiestas rosa a las que fui,
todas esas fiestas en las que bailé con mi amigo Erick, por el que todas
babeaban (y tenían razón, estaba guapísimo). Días más tarde, en una
clase de Psicología, la señora Milagro explicaba lo de tener hijos y la familia
y etc. Recuerdo haberle preguntado en aquella ocasión: ¿Y si no quiero tener
hijos? Yo tenía en aquel entonces quince años.
Han pasado casi veinte años desde ese día. Ahora soy una
mujer resuelta, con trabajo, vivo con mi compañero y un gato. Y ninguno de los
dos se preocupa por la prole. Con
tanto “niño mugriento por ahí”, diría Tola, un personaje encopetado de la
obra Las Partículas de Dios, de Luis Ayhllón, emulando a las doñas de la Escalón.
¿Cómo es que llegas a esta edad sin hijos? Repasemos:
1.
El origen: Vengo de una familia del campo. Pero
hubo un día glorioso en el que mi abuela llevó a mi madre a Santa Tecla (Oh,
mira hija la gran ciudad cafetalera). Y años más tarde, mi madre estudió
cosmetología y cuando se graduó fue a buscar trabajo en las “gran ciudad”,
donde las chicas del banco llevan medias, se pintan la boca, se arreglan el
pelo a mediodía y estudian finanzas por las noches.
2.
La beca: mi padre era un geniecillo de las
matemáticas. Desde los 12 años trabajó como escribiente en una finca. Alguien
se fijó y lo becaron para que estudiara Bachillerato Comercial. Mi papá trabajó
en una gran empresa donde llevaba libros de contabilidad.
3.
Mi
mamá es una guerrera muy lista: mi mamá se fijó en mi papá. Salieron juntos. Y
se casaron. Mi mamá amó siempre la inteligencia de mi papá y mi viejo siempre
respetó lo brillante que fue mi madre: por eso se fueron a buscar un lugar mejor
para vivir, por eso mi madre decidió: “Viejo, solo vamos a tener dos hijos para
que los podamos educar”.
4.
Mi mamá manejaba billete: como mi mamá
trabajaba, no tenía que pedirle dinero a mi papá. Eran un comunidad. Y un día
esa accionista dijo que iba a poner a estudiar a sus hijos en buenos colegios.
Al viejo no mucho le gustó, pero valía madres. Mi mamá tenía todos los recursos
para mandarnos a estudiar a esos “colegios caros de monjas y curas”. Con el
tiempo mi papá entendió y se unió a la causa.
5.
Levantante que ya es hora: Por doce años nos
levantamos a las 5 de la mañana a estudiar. Estudiábamos mucho. Mi hermano
mantuvo por años una beca que yo siempre envidiaré.
6.
En casa tuve libros…. Muchos libros: había un
Atlas de Anatomía y, además, un capítulo larguísimo sobre el embarazo. Desde
los 14 años sé mis días fértiles, el uso del condón y tantas cosas más.
7.
Mi mamá siempre fue peleadora: mi madre es la
mujer más inteligente que conozco. Logró que estudiáramos, logró controlar
cuántos hijos quería, logró que absolutamente nadie hiciera añicos su dignidad.
Para que haga conexiones mi familia tuvo tres
cosas: educación, dinero (entiéndase trabajo) y dignidad. Yo no tengo hijos porque he decidido no
tenerlos. A mí nunca nadie me violó. Nadie metió sus manos entre mis piernas
sin mi consentimiento. Yo no tuve un padre que me violara o vendiera. Yo tuve
una madre que me escuchó siempre que pudo, siempre a su modo. Yo no tengo hijos
porque puedo decidirlo. ¿Algún desliz? Ah, varios.
Hubo una vez que con mi novio de aquel tiempo pasó por mí al
trabajo. Quería que pasáramos a uno de estos sitios en los que se paga por el
rato (un motel, pues). Yo no quería. No hizo caso: entró con su carro… Ah, pero
ahí mismo ese pobre se llevó la gritada de su vida. No la dejé pasar. Hubo otra
vez que yo dudaba sobre la efectividad de un condón. En esa ocasión, entre mi
abatimiento e incertidumbre, yo me decía: te faltan dos años de universidad. No
puedes tener hijos. Además, ni te gustan los niños. Esa noche, llamé a mi amiga
y ella me recogió en casa luego de su trabajo. Me prestó $20 con los que yo
pagué para que me inyectaran una de esas horrendas fórmulas del día después.
Todo legal. Ni siquiera me pidieron el DUI.
Yo no tengo hijos porque puedo no tenerlos. Porque cada vez
que he podido me he costeado mis equivocaciones. Porque tuve mucha más suerte
que Metzi, porque ningún violador vino a mi cuarto a levantar mis sábanas o a
arrinconarme en una calle. En su columna Respeten
mi derecho a decidir nos comenta: No quisiera
imaginarme si hubiera quedado embarazada a raíz de esto y mucho menos si el
Estado me hubiera obligado a continuar con un embarazo producto de una
violación. Tampoco tengo idea de qué hubiera decidido yo: era una niña y estaba
asustada.
Porque como dice Metzi en su columna: yo soy dueña de mi cuerpo y de mis
decisiones. Deberíamos tener derecho a abortar bajo las 4 causales que ella expone. Ser dueña del propio cuerpo... ¿Y cómo llegás a eso? Con educación, dinero y dignidad. Ahora hay
una chica que ha sido condenada a 30 años de cárcel por un crimen que no cometió.
¿Qué clase de sociedad somos? Evelyn
parió en el baño artesanal de su vivienda un bebé de ocho meses y fue
trasladada al hospital de Cojutepeque, donde los médicos se dieron cuenta que
había tenido un parto y dieron aviso a las autoridades. (Reseña de El
País.)
Lo invito a ver el vídeo. Explicadito... Vea lo absurdo que nos vemos con
estas leyes llenas de odio:
Todo el mundo centrándose en el hecho, que fue un baño, que ella
quizá lo quería muerto… ¿Y quién es usted para condenar? Usted es un
privilegiado, como yo, que ha tenido estudios, que ha podido decidir sobre su
vida. Esta mujer no. Lo invito a que viva en un lugar lleno de pandilleros,
viva en un sitio de pobreza extrema… Viva en la miseria.
Evelyn no tuvo nada de
lo que yo sí tuve. Evelyn jamás pudo decidir no tener hijos como yo porque ni
tuvo la educación, mucho menos el dinero y jamás la dignidad. La dignidad de
saberse querida y que alguien creyera su historia, el dinero para parar ese
embarazo cuando sí pudo, ni la educación para saber las consecuencias. ¿A quién
le tiramos piedras?
Mi historia es un accidente. Yo sentada en esta cómoda sala
mientras suenan los pajarillos es un accidente. El caso de Evelyn revela una
vez más nuestra condición inhumana, nuestra miopía y el absurdo legal que
significa condenar a una mujer violada… condenarla por “homicidio”. ¿Con qué pruebas?
En este país no queremos quedar embarazadas. Es algo que te
pasa. No sabés cómo te pasa. No sabés que está mal que te violen… Así sea tu
esposo o novio. Nadie paga por vejar tu cuerpo, tu dignidad... Qué imbéciles somos al condenar… ¡Qué estúpidos! No hay educación:
sigan recortado recursos para Educación. Ustedes son lo más vil que hay, clase
política.
Necesitamos con urgencia tres cosas:
1) Educación: de calidad, con docentes humanos.
2) Dinero: entiéndase
buenos trabajos, buenos salarios.
3) y dignidad: un sistema político, judicial y
de salud que crea en el más pequeño. En el desamparado.
La verdadera razón por
la que no tengo hijos es porque tengo educación y trabajo, me sé amada y lo decidí.
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problemas más importantes que su peso.
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