Ir al contenido principal

¡Sed libres!

Los bolígrafos y lápices se movían de manera trepidante, bailoteaban en las manos una velocidad comparada tan solo con la agitación que produce querer escribir todo el cuaderno en un hilo de papel justo segundos antes de que inicie un examen final. Escriben. Sí, todos ellos escriben. En esas páginas reina el caos (y se construye la libertad).

Natalie Goldberg ha vuelto a hacer de las suyas en mi salón de clases. Fiel a que su método es lúdico y liberador, sometí a esas indefensas criaturas que se llaman estudiantes a un exorcismo necesario. Se dejaron llevar, confiados en que para algo serviría el ejercicio. Usamos el capítulo uno de Escritura como terapia creativa.

En esas sesiones, nos olvidamos por un momento de la ortodoxia y le dimos paso a eso que Natalie llama Reglas de la práctica de la escritura, esas que, según esta doctísima maestra, también sirven para el sexo. Yo le creo.

Regla número uno: Mantener la mano en movimiento. Eso es, muchachada, para que su mano editora, o sea la que no escribe, no pueda alcanzar a la mano creadora. Que diga todos los disparates que quiera decir… Entre más rápido escriban, tendrán menos tiempo de autocensurarse.

-¡Pero no sé de qué escribir!, me dijo uno.
-Entonces escriba: estoy sentado en un horrendo pupitre y no sé qué escribir… ¡Escriba lo que sea! ¡Pero no pare!

(No pare, no paren… todo está en el movimiento continuo. Sonrisas de los sexópatas.)

Regla número dos: Perder el control: «digan lo que quieran. No se preocupen de que si es correcto, adecuado o apropiado». Que salga todo.

-Y puedo escribir malas palabras…
-Las palabras no son malas, contesté…
-¿groserías?
-Muchachas, ¡digan lo que quieran!
-¡Aaay, y yo que me estaba conteniendo!, aulló una chica.
-Pierdan el control… ¡por favor!

Tres: 3. Ser concretos: «carro no, Cadillac. Fruta no, manzana». Pájaro no, catalnica. Nombres concretos. Sentimientos concretos.

-¿Y si es algo muy feo contra alguien?
-¡Tanto mejor!

Regla número cuatro: No pensar: «generalmente vivimos en el reino de los segundos o terceros pensamientos, pensamientos sobre pensamientos, más que en el reino de los primeros pensamientos, que es la forma auténtica de vislumbrar  algo repentinamente. Aténganse al primer fogonazo.» No piensen. ¡No piensen!

-¿Y si lo que escribo no sirve?
-¡No importa! Escriba, escriba, escriba, escriba… (Siempre sirve, aunque no lo crea) ¡No piense!

Las demás reglas de Natalie explican que luego nos fijemos en la ortografía y gramática, pero he aquí el eje central de una escritura que busca ser liberadora.

¿Que si sirve el ejercicio?

Yo creo que sí. Sin contarles de qué iban los textos tengo la sospecha de que funcionó: las sonrisotas y los rostros de alivio me dan una pista. ¿Varias vidas se han salvado? No lo sé, pero estoy segura de que sí ha sido un balsamito para sus atribuladas vidas.

Ese ejercicio lo hicimos con mi maestro hace ya varios años. Es quizá uno de esos momentos en los que la rabia, la tristeza, la pasión y la euforia se decantaron en una página, es justo la manera en la que muchas veces me he dado cuenta de qué  pasaba en verdad con mi vida.

Escribir y liberarse…  Por cierto, ya que usted está aquí, ¡aprovechemos! ¿Por qué no prueba? Es baratísimo el asunto: una libretita, lápiz y ya. Escribir, no parar, no pensar y ser concreto. ¡Inténtelo! ¡Sea libre!

Las reglas de la práctica de la escritura sirven para escribir y ser libres (y sí, véalas bien porque está la teoría de Natalie: también se aplican al sexo).


Comentarios

VIKTOR VIKTOROVICH ha dicho que…
Como ya vine, solo puedo decir: "¡Excelente, Augustísima!" Muy buen texto, y no es un aplausito circense, porque al menos a mi, me ha deleitado un buen rato.

¡Primores, mi amantísima Augusta!

A menos que quedés en coma, siempre seré tu fan...

Viktorovich

Entradas populares de este blog

Satisfaction

Voy en el cacharro que da la vuelta en la Jerusalén y que llega al centro de gobierno, y en el centro comercial snob ese, por el que mandaron al carajo mi parque para bicicleta, se suben dos chicos con guitarra en mano. Chicos tiernos, jugosos... no sé si crujientes. Habrá que ver. El líder tendrá 17, usa camisa a cuadros, celeste, arremangada, metida en el pantalón raído. Su guitarra ha batallado, ha gritado, ha murmurado. Es azul y color madera. El compañero parece más callado, se limita a hacer el punteo correcto de la canción. Dan gracias al cielo por un hermoso día, por la belleza de esta mañana. Parece que cantarán alabanzas, me digo, que no estaría mal. Con su saludo, anuncian su primera interpretación. 1) Satisfaction , de los Rolling Stones I can't get no satisfaction I can't get no satisfaction 'cause i try and i try and i try and i try I can't get no, i can't get no Y con su I try... I try sacan sonrisas, bajan la tensión, por un instante olvida uno que h

Carta a Ana Vilma de Escobar

Señora Ana Vilma, permítame dejar de llamarle señora para que, como vos querés, te trate como se le trata al populacho: de vos. No te sintás ofendida por el voceo. Nosotros acá en la calle así somos. Anduve mirusquiando algunas fotos en las que aparecés, y quizá me permitiré explicarte un par de cositas. Como sos nueva en estos lares, pues no estaría mal que te consigás un asesor que venga de “abajo” para que te explique cómo va la cosa por acá. Como a nadie de tu campaña se le prendió el foco, o quizá sí consultaron Maquiavelo, pero no de la manera más precisa, entonces permitime comentar. Si Maquiavelo dice en El Príncipe que “te acerqués al pueblo”, que tus ministros, o vos, hablen su idioma, también tenés que tener en cuenta que acá abajo otro mundo es. Te muestro algunas acciones que quizá, quiero creer, hiciste con buena intención... pero que no fueron de agrado. Los choripanes Empezaste tu campaña para diputada con los choripanes de El chino. Un alimento bien apreciado por

Madres que rezan

 La primera vez que le vi me pareció un monumento, una diosa, una roquera indómita también. Una no sabe muy bien cómo es que hace clic con ciertas personas y eso me pasó a mí con Sara. Supongo que se va a sonrojar porque escriba de ella, pero que la zoque, que se aguante, es el punto de vista de mi texto y qué mejor manera de comenzar que con un personaje fuerte, bien fuerte. Ella me hizo explorar otros límites, les cuento. Hacía mucho que no tenía un arrebato de escritora, porque yo soy sí, de arrebatos, impulsiva y poco pensadora para algunas cosas. Para escribir, me gusta que me posea un nosequé. Musas dirán algunos, pero a mí esas viejas no me hacen ojitos. Prefiero pensar en un huracán interno. Y por eso estoy en este lío. Sin ánimo de irme por las ramas, recién entro al campo de las artistas plásticas . Eso les dije a mis amigos en broma cuando les invité a la próxima exhibición del Museo de Arte (MARTE). Todo comenzó con un correo muy largo, bello eso sí (Sara, son bien largos),