Ir al contenido principal

Por un año más...

No me avergüenza confesar que cuando inicia octubre un sentimiento infantil se apodera de mí. Me gusta pensar, secretamente, en las fechas que sobran y faltan para que me llegue la hora de nacer de nuevo.  He conocido personas a las que parece no importarle la fecha de su nacimiento, o que nos hacen creer que es una fecha más.

Yo honestamente me remito al sentimiento primitivo de querer salir, de entrar al mundo, esa acción tan bestial que compartimos con las plantas, las bacterias, bacilos y todo ente vivo. Ese es el sentimiento que se apodera de mí: quiero hacer vida.

Porque nacer supone entrar a un estado de desprotección, porque siempre ha sido así: estábamos mejor cuando nos cobijaban allá adentro, y muchos pensadores han dicho lo mismo de la muerte, se está mejor cuando uno se ha ido.

Así que como no hay remedio, yo me alegro de nacer de nuevo. (Aunque en un país tan convulso como el mío acumular días ya es toda una proeza.)
Me pongo contenta porque me tocó nacer en una fecha pagana, porque nací en lunes, porque el día que elegí para nacer dejé trabajar a mi vieja todo el día y cuando me aventuré a venir al mundo lo hice rápido.

Ese impulso por la vida, por no poder dejar de hacer actividades y no soportar el ocio vegetal hacen que en estos días me ponga contenta.

Cuando pienso en eso solo me dan ganas de agarrar la agenda y llamar a mucha gente....

-¿Hola, Claudia? (...) ¿Qué vas a hacer este sábado?
-¿Hola, Mar? ¿Me pagás con una cena juntas?
-¿Cómo vas, Alejo? ¿Y si parlamos con unas cervecitas?

Vamos a ver gente. He dicho.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Satisfaction

Voy en el cacharro que da la vuelta en la Jerusalén y que llega al centro de gobierno, y en el centro comercial snob ese, por el que mandaron al carajo mi parque para bicicleta, se suben dos chicos con guitarra en mano. Chicos tiernos, jugosos... no sé si crujientes. Habrá que ver. El líder tendrá 17, usa camisa a cuadros, celeste, arremangada, metida en el pantalón raído. Su guitarra ha batallado, ha gritado, ha murmurado. Es azul y color madera. El compañero parece más callado, se limita a hacer el punteo correcto de la canción. Dan gracias al cielo por un hermoso día, por la belleza de esta mañana. Parece que cantarán alabanzas, me digo, que no estaría mal. Con su saludo, anuncian su primera interpretación. 1) Satisfaction , de los Rolling Stones I can't get no satisfaction I can't get no satisfaction 'cause i try and i try and i try and i try I can't get no, i can't get no Y con su I try... I try sacan sonrisas, bajan la tensión, por un instante olvida uno que h

Carta a Ana Vilma de Escobar

Señora Ana Vilma, permítame dejar de llamarle señora para que, como vos querés, te trate como se le trata al populacho: de vos. No te sintás ofendida por el voceo. Nosotros acá en la calle así somos. Anduve mirusquiando algunas fotos en las que aparecés, y quizá me permitiré explicarte un par de cositas. Como sos nueva en estos lares, pues no estaría mal que te consigás un asesor que venga de “abajo” para que te explique cómo va la cosa por acá. Como a nadie de tu campaña se le prendió el foco, o quizá sí consultaron Maquiavelo, pero no de la manera más precisa, entonces permitime comentar. Si Maquiavelo dice en El Príncipe que “te acerqués al pueblo”, que tus ministros, o vos, hablen su idioma, también tenés que tener en cuenta que acá abajo otro mundo es. Te muestro algunas acciones que quizá, quiero creer, hiciste con buena intención... pero que no fueron de agrado. Los choripanes Empezaste tu campaña para diputada con los choripanes de El chino. Un alimento bien apreciado por

Madres que rezan

 La primera vez que le vi me pareció un monumento, una diosa, una roquera indómita también. Una no sabe muy bien cómo es que hace clic con ciertas personas y eso me pasó a mí con Sara. Supongo que se va a sonrojar porque escriba de ella, pero que la zoque, que se aguante, es el punto de vista de mi texto y qué mejor manera de comenzar que con un personaje fuerte, bien fuerte. Ella me hizo explorar otros límites, les cuento. Hacía mucho que no tenía un arrebato de escritora, porque yo soy sí, de arrebatos, impulsiva y poco pensadora para algunas cosas. Para escribir, me gusta que me posea un nosequé. Musas dirán algunos, pero a mí esas viejas no me hacen ojitos. Prefiero pensar en un huracán interno. Y por eso estoy en este lío. Sin ánimo de irme por las ramas, recién entro al campo de las artistas plásticas . Eso les dije a mis amigos en broma cuando les invité a la próxima exhibición del Museo de Arte (MARTE). Todo comenzó con un correo muy largo, bello eso sí (Sara, son bien largos),