Señora Ana Vilma, permítame dejar de llamarle señora para que, como vos querés, te trate como se le trata al populacho: de vos. No te sintás ofendida por el voceo. Nosotros acá en la calle así somos.
Anduve mirusquiando algunas fotos en las que aparecés, y quizá me permitiré explicarte un par de cositas. Como sos nueva en estos lares, pues no estaría mal que te consigás un asesor que venga de “abajo” para que te explique cómo va la cosa por acá.
Como a nadie de tu campaña se le prendió el foco, o quizá sí consultaron Maquiavelo, pero no de la manera más precisa, entonces permitime comentar.
Si Maquiavelo dice en El Príncipe que “te acerqués al pueblo”, que tus ministros, o vos, hablen su idioma, también tenés que tener en cuenta que acá abajo otro mundo es. Te muestro algunas acciones que quizá, quiero creer, hiciste con buena intención... pero que no fueron de agrado.
Los choripanes
Empezaste tu campaña para diputada con los choripanes de El chino. Un alimento bien apreciado por los comensales de la Arce y colindantes. Pero… ¿No se te ocurrió pensar que tener una dieta a base de choris es, muchas veces, una obligación más que una decisión? Es barato. No es saludable. El pisto muchas veces no alcanza para más. La tuya ha pasado a ser la “choricampaña de Ana Vilma”. ¡Cómo se burla esta gente “inculta”, verdad?
Bailar con bolos
Patechucheando por los pueblos y fiestas patronales uno sabe que cuando ponen el musicón siempre pasa lo mismo: hay un bolo que se roba el show bailoteando. Ahora, ¿el bolo ya comió? ¿Tiene dónde dormir? ¿Hay una familia que lo busca? Bailar con un bolo no te hace más cachonda… o sí, vaya, pero el bolo quizá te dé el voto por lo mamacita que te pusiste con él. Nada más. ¿Es la mejor manera que se te ocurrió de acercarte a la gente?
Echar tortillas y pupusas
Mi vecina, la ñaEstelina, echa pupusas y tortillas. En la mañana sale con su guacalote de maíz cocido para el molino, al regreso trae la masa. Eso tipo 8. A las 10 de la mañana empieza a echar tortillas, y se la pasa hasta tipo 2 de la tarde que se va a comer. Son como cuatro o cinco horas de pie, frente al fuego… ¡qué calor! Se queman las manos, se siente hervir el cuerpo… Y ella tiene suerte, porque no pasó rato tratando de encender la leña… ¿y ahora venís vos con tu foto de diva echando una tortilla? ¿No te parece una tontería? Ana, lo que estás haciendo es un irrespeto… ¡Es jodido! Y vos sonriendo a la cámara. No, mija, no es así.
Ponerse el canasto de la viejita (linda)
Mi abuela crió a mi madre a pura venta de canasto. Ella mide 1.50 m, y sobre su cabeza se ponía un canasto que pesaba más o menos 40 libras entre pipianes, papas y mangos. Caminaba cuadras y cuadras con el canasto en la cabeza. No entre adoquín o cemento. Pura tierra, Ana, en caites, Ana… Lo que estás haciendo, arrimándote a la doña con tu cara de ex colegiala de la Americana, es burlándote de ella. Si tu comercial de “miren qué diputada más profesional seré” en tu oficina pseudovictoriana muestra tu “trabajo”, ese canasto es el símbolo de ganarse la vida para esa doña. Con eso come mucha gente. ¿Qué pasa con esa falta de empatía? Probemos, caminá unas tres cuadras con canasto lleno a ver qué pasa. Ubicate, mama.
Las chicas sexies
En tu biografía dice que dirigiste el ala femenina de tu partido. Perfecto. ¿Y por qué las chicas afiliadas siguen con el discurso de Yo soy un pedazo de carne no valgo nada? Las más sexies… ¿De qué se trata la política, de enseñar nalgas y piernas? No, ahí perdiste. Parece que no caló tu figura de mujer fuerte, emprendedora...
En resumen, Ana, lo que has hecho es perpetuar el rol de la mujer: ama de casa… cholera, pues. Porque no soy ofensiva, así se dice acá. Te burlás de sus oficios, de lo jodido que le toca. Tu campaña ensucia el trabajo de las mujeres a las que les cuesta más sobrevivir.
Antes de hacer tu choricampaña hubiera valido la pena entender a este pueblo. Quizá con un estudio etnográfico te hubieras dado cuenta de que a la gente de acá, los de abajo, no les impresiona que abracés a medio mundo en el mercado.
Los votantes han cambiado, Ana, ya no se la creen que querés hacer algo por ellos porque… ¿y por qué venís ahora cuando necesitás su voto? Y cuando esa gente no pudo comer, trabajar… vivir en paz… ¿Dónde estabas vos? ¿Dónde estaban los compañeros de tu bandera? Veinte años es mucho tiempo, Ana. Veinte años en miseria ya se sienten, y ni que hagás pupusas y que bailés con bolos va a cambiar la vida de esta gente.
Interpretaste mal, Ana. Dejame decirte que no, vos no entendés a esta gente.
Comentarios
La verdadera misión de un aspirante a algún cargo de gobierno es ser empático y no solo ser una carita sonriente que verán cada tres o cinco años.
asi que está bueno que hagan estos posts porque la verdad solo hacen que la conozcan mas, y que el elector tome posición, sea la que sea, hacen que sepan mas de la candidata
En lo personal espero seguir leyendo cosas como estas que nos hacen reflexionar mas alla de las acciones de "circo" que las y los políticos hacen
Tiene mi aceptación completa! y me gusta!
Ésto es lo que todos los candidatos, sin importar su ideología o partido político estan haciendo...
Ahora en día creen que pueden "comprar" al publico emocionalmente... No ahora ya no nos interesan los espejos... Se necesitan acciones reales que cambien el entorno de los demás.