Crecí rodeada de mujeres y no sé por qué aún me vuelven loca.
A estas alturas de la vida ya tendría que estar acostumbrada a sus risitas cómplices, a la ponzoña. A los tacones. Al aire esmaltado.
Me simpatizan las mujeres bien mujeres.
Las feministas no me simpatizan porque no las entiendo por más que me esfuerce.
Hay mujeres que te dan ganas de ser como ellas porque son superlistas, porque hablan de política, porque también explican qué es eso del producto interno bruto, o las que recomiendan buenos libros. Lástima que son muy pocas, lástima que las que tienen esa potencia se casan muy rápido.
Crecí rodeada de mujeres y sigo sin entenderlas.
En el Clarin.com hay un anuncio que muestra a una chica sentada en medio de un cuarto lleno de ropa: la leyenda dice "No tengo qué ponerme. Entre mujeres nos entendemos."
No, de verdad.
Entre mujeres muy poco nos entendemos. Yo trato, aunque no siempre tengo éxito.
Crecí entre mujeres y no acabo de entenderlas.
Continuará...
PD: Empiezo con esta introducción porque estoy en medio de una publicación femenina, pero femenina tipo rosa Barbie. Sí, así. Estoy metida justo en el mundo del que he huido por tantos años, pero digamos que después de esto habrá mucho qué cortar, mucho qué comentar y representaciones qué constatar. Mientras tanto, mientras leo de chifones, organza y tul, pongo música bien macha para que tanta feminidad no me afecte.
Ojalá que no me afecte.
PD2: El superfotógrafo Teyo se burla de mí, que si luego de leer tanto sobre velos de novia no me dan ganas de casarme. Le hago cara de susto. Y entonces se ríe escandaloso.
A estas alturas de la vida ya tendría que estar acostumbrada a sus risitas cómplices, a la ponzoña. A los tacones. Al aire esmaltado.
Me simpatizan las mujeres bien mujeres.
Las feministas no me simpatizan porque no las entiendo por más que me esfuerce.
Hay mujeres que te dan ganas de ser como ellas porque son superlistas, porque hablan de política, porque también explican qué es eso del producto interno bruto, o las que recomiendan buenos libros. Lástima que son muy pocas, lástima que las que tienen esa potencia se casan muy rápido.
Crecí rodeada de mujeres y sigo sin entenderlas.
En el Clarin.com hay un anuncio que muestra a una chica sentada en medio de un cuarto lleno de ropa: la leyenda dice "No tengo qué ponerme. Entre mujeres nos entendemos."
No, de verdad.
Entre mujeres muy poco nos entendemos. Yo trato, aunque no siempre tengo éxito.
Crecí entre mujeres y no acabo de entenderlas.
Continuará...
PD: Empiezo con esta introducción porque estoy en medio de una publicación femenina, pero femenina tipo rosa Barbie. Sí, así. Estoy metida justo en el mundo del que he huido por tantos años, pero digamos que después de esto habrá mucho qué cortar, mucho qué comentar y representaciones qué constatar. Mientras tanto, mientras leo de chifones, organza y tul, pongo música bien macha para que tanta feminidad no me afecte.
Ojalá que no me afecte.
PD2: El superfotógrafo Teyo se burla de mí, que si luego de leer tanto sobre velos de novia no me dan ganas de casarme. Le hago cara de susto. Y entonces se ríe escandaloso.
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