Ir al contenido principal

Hombre lento

Me gusta JM Coeztee por limpio, por brutal. De él tengo Juventud, Desgracia, La edad de hierro, Hombre lento; y luego, o sea hoy mismo en la noche, empiezo con Foe.
No hablaré de crítica literaria, a mí esas varas me van y me vienen. Se la dejo a los encopetados rimbombates que les gustan las palabras complicadas. Total.

Me gusta Coetzee porque cada palabra es precisa, porque sus personajes son miserables, porque son infinitamente humanos.

Hoy, en esta soledad tan terrible que es acabar un libro sin tener otro para empezarlo en el mismo instante en que se cierra otra solapa, mejor escribo de cuán bien me ha hecho este sudafricano.

Las miserias humanas afloran en cada página, pero lo más maravilloso es que también los lectores nos damos cuenta de ello, y si nos da la gana podemos preguntarnos qué tan cerca estamos de ese abismo.

Terminé de leer Hombre lento. (Miren el texto, está bueno.)
Con Hombre lento tuve mis peleas. Es un tipo que se parece demasiado a demasiados hombres que conozco. Y aunque soy fanática empedernida del género masculino en sus formas y ediciones rocambolescas y, sobre todo, extrañas, también discrimino. (Sobrevive el más fuerte dice en sabio Darwin.)

El personaje se llama Paul Rayment, y es de esos hombres cobardes que poco o nada harán para tomar en serio su vida. ¿Viven del destino?
A Paul medio mundo se le arrima, casi dan ganas de aprovecharse de su bondad que raya en la ingenuidad,¿pero por qué no se quita a toda esa gente de encima? ¿Por qué él, un minusválido en muletas, debe recorrer kilómetros para llegar a la felicidad?
Porque es cobarde en el fondo.

Paul es un hombre lento no solo por su condición física. Él espera que una tipa le corresponda, que su amor sea suficiente para ambos, pero no es así. Y aunque él cree en su cabecita que está haciendo algo, en definitiva no hace mucho.

Entonces de la boca de una fulana llamada Elizabeth Costello salen estas palabras:
"La vida no es un intercambio de notas diplomáticas. ¡Au contraire, la vida es drama, la vida es acción, acción y pasión".

Entre más verbos se acumulen al día, más actividad habrá. El verbo, si hablamos de lengua, es vida, es acción, es lo que mueve al mundo. Entre más riesgos se corran, quizá más fracasos se acumulen, pero de eso se trata la probabilidad, ¿no?

La vida es acción, la acción precede a la palabra. (Citen a Chaplin)

Me gusta Coetzee porque sus personajes dicen sin tapujos lo que piensan. Me gustan los antihéroes. Me gusta Coetzee porque sus personajes son muy listos.

"Viva como héroe. Eso es lo que nos enseñan los clásicos. Sea un personaje protagonista. De otra forma, ¿para qué sirve la vida?", remata la Costello.

¿Para qué sirve la vida? (...) ¿Para qué sirve la vida?

Me gusta Coetzee por brutal.

Comentarios

Xavier ha dicho que…
¿Para qué sirve la vida? hay que ser protagonista de tu propia vida.. es tuya! maldita sea! jaja! por qué no ponerle un poco de acción :) Bonito Blog Lore!
VIKTOR VIKTOROVICH ha dicho que…
Siempre me encanta cuando te ponés tan filosófica, Lorena Agusta :) Yo no he tenido el placer de leer al tipo ese "brutal", pero gracias por la tácita recomendación... Ya Fernando Vallejo me tiene algo decepcionado por repetitivo, aunque es una estrella en la literatura... Hay que buscar cosas nuevas, y si vos hablas bien de algún escritor (que no sea salvadoreño, claro), seguramente no es malo...

Gracias, mi queridísima Augusta, y mis "primores" como siempre... We just love you :)

Entradas populares de este blog

Satisfaction

Voy en el cacharro que da la vuelta en la Jerusalén y que llega al centro de gobierno, y en el centro comercial snob ese, por el que mandaron al carajo mi parque para bicicleta, se suben dos chicos con guitarra en mano. Chicos tiernos, jugosos... no sé si crujientes. Habrá que ver. El líder tendrá 17, usa camisa a cuadros, celeste, arremangada, metida en el pantalón raído. Su guitarra ha batallado, ha gritado, ha murmurado. Es azul y color madera. El compañero parece más callado, se limita a hacer el punteo correcto de la canción. Dan gracias al cielo por un hermoso día, por la belleza de esta mañana. Parece que cantarán alabanzas, me digo, que no estaría mal. Con su saludo, anuncian su primera interpretación. 1) Satisfaction , de los Rolling Stones I can't get no satisfaction I can't get no satisfaction 'cause i try and i try and i try and i try I can't get no, i can't get no Y con su I try... I try sacan sonrisas, bajan la tensión, por un instante olvida uno que h

Carta a Ana Vilma de Escobar

Señora Ana Vilma, permítame dejar de llamarle señora para que, como vos querés, te trate como se le trata al populacho: de vos. No te sintás ofendida por el voceo. Nosotros acá en la calle así somos. Anduve mirusquiando algunas fotos en las que aparecés, y quizá me permitiré explicarte un par de cositas. Como sos nueva en estos lares, pues no estaría mal que te consigás un asesor que venga de “abajo” para que te explique cómo va la cosa por acá. Como a nadie de tu campaña se le prendió el foco, o quizá sí consultaron Maquiavelo, pero no de la manera más precisa, entonces permitime comentar. Si Maquiavelo dice en El Príncipe que “te acerqués al pueblo”, que tus ministros, o vos, hablen su idioma, también tenés que tener en cuenta que acá abajo otro mundo es. Te muestro algunas acciones que quizá, quiero creer, hiciste con buena intención... pero que no fueron de agrado. Los choripanes Empezaste tu campaña para diputada con los choripanes de El chino. Un alimento bien apreciado por

Madres que rezan

 La primera vez que le vi me pareció un monumento, una diosa, una roquera indómita también. Una no sabe muy bien cómo es que hace clic con ciertas personas y eso me pasó a mí con Sara. Supongo que se va a sonrojar porque escriba de ella, pero que la zoque, que se aguante, es el punto de vista de mi texto y qué mejor manera de comenzar que con un personaje fuerte, bien fuerte. Ella me hizo explorar otros límites, les cuento. Hacía mucho que no tenía un arrebato de escritora, porque yo soy sí, de arrebatos, impulsiva y poco pensadora para algunas cosas. Para escribir, me gusta que me posea un nosequé. Musas dirán algunos, pero a mí esas viejas no me hacen ojitos. Prefiero pensar en un huracán interno. Y por eso estoy en este lío. Sin ánimo de irme por las ramas, recién entro al campo de las artistas plásticas . Eso les dije a mis amigos en broma cuando les invité a la próxima exhibición del Museo de Arte (MARTE). Todo comenzó con un correo muy largo, bello eso sí (Sara, son bien largos),