Ir al contenido principal

Hábitat

Sredni Vashtar
Soy inadaptada.

Dice la Rae: inadaptado, da1. adj. Que no se adapta o aviene a ciertas condiciones o circunstancias. 
Condición contraria, adaptar: 1: Acomodar, ajustar algo a otra cosa. 2 Hacer que un objeto o mecanismo desempeñe funciones distintas de aquellas para las que fue construido.
Me quedo con la acepción dos: hacer que Fulanita desempeñe funciones distintas para las que fue construida. 

Por eso digo que soy inadaptada. 

Mi viejo me contaba la historia de que uno viene aquí a este mundo a cumplir con una misión secreta o no secreta, pero sí una misión. O sea que no podés pasar por esta tierra sin hacer algo significativo que deje huella. Y con lo de significativo me refiero a ser feliz, hacer felices a los demás, poner una cubeta de arena, un ladrillo... lo que sea, por insignificante que parezca. 

Ahora bien, uno tiene su función en este mundo; Don Paco lo llamaba asumirse. Desde hace años me ronda eso en la cabeza. ¿Qué es asumirse? 
Solo se me ocurre pensar que cuando escribo, leo, enseño, actúo... es cuando soy profundamente feliz. Es cuando mi alma se siente bien. Aquí es mi sitio, dice ella, toda altanera.

En un texto le conté a Don Paco lo fabuloso que era volver a besar una duela, memorizar parlamentos... jugar a que era villana. Me gusta recordarlo porque luego, en una charla de pasillo que tuvimos, me dijo que, por fin, estaba contando algo. 
Por eso, porque me estoy asumiendo, me niego rotundamente a adaptarme a mi entorno. Ese sitio en el que hay modelos famélicas cada tanto (¡me identifico tanto!), donde hablan del maquillaje de temporada y los tacones suenan como burda sinfonía.
Este no es mi hábitat (y a veces sufro). Yo vengo de un lugar en el que la gente tiene genio perspicaz. Donde se ríen. Donde sí leen el periódico.

Hoy tuve la certeza de que soy una total inadaptada y que me encantan los antihéroes. Almorzábamos con mi amigo O. Luna y  nos rasgábamos las vestiduras porque los chicos estudiantes no encuentran emocionante a Roland Barthes, porque la gente nos ignora cuando hablamos de discursos dominantes, porque nos reímos a carcajadas de chistes tan parcos como "Jamás olvides tu self" .  (Perdónennos tanta presunción.)

Somos así, nos gusta ser así. Raros.

¿Por qué tendría que adaptarme a que lo in sea devenir en sitios tan sin gracia como las discotecas o centros comerciales para que vean mi new dress, mi extreme make up o contarles lo patética y aburrida que es mi vida desde mi BlackBerry (Awww, Ofertas Nine West! Dos dedos arriba. Like)? 

Me niego. Soy la inadaptada que espulga el diccionario, que se pasea en las revistas aburridas (eso no es cierto, miren esta ¡uff!), la que escucha a Nina Simone, la que quiere dedicar Goodnite... pero a nadie le importa... no gusta esa musiquita psudointelectual. 

He decidido no adaptarme a la sociedad que le interesa la producción estilo Ford. Que yo sepa no soy una pieza de una gran maquinaria. Revisé hoy por la mañana, y en mi nuca aún no hay un código de barras. 
No creo que me interese tanto si mi tarea es importante en su sistema. Una cosa es laburar y pagar recibos; otra, vender el alma. 
Por lo pronto, la mía no está a la venta.
Soy inadaptada porque más allá de esos tiempos modernos y cumplir el estándar de producción... lo mío es distinto. 

Amén.



PD: Gracias, O. Luna. Cuentos para inadaptados: Srendi Vashtar y Esmé, ambos de Saki. 
La imagen del gran dios hurón la tomé de este sitio.

Comentarios

Christian Villalobos ha dicho que…
Definitivamente sos demasiado genial, y por lo visto ahora es cuando más "inadaptada" te sientes, y la verdad es que tienes algo de razón, pero veamos si es posible que ahora con vos mejore la calidad de las revistas, el cielo es el límite decía una caricatura, y de todos modos amiga, y lo dejas plasmado, se nota que sabes perfectamente que el lugar donde estás, no te hace menos genial de lo que eres, y aunque no lo quieras, dejarás una huella en tu paso por la vida, ya la has dejado al menos en mi vida.

Entradas populares de este blog

Satisfaction

Voy en el cacharro que da la vuelta en la Jerusalén y que llega al centro de gobierno, y en el centro comercial snob ese, por el que mandaron al carajo mi parque para bicicleta, se suben dos chicos con guitarra en mano. Chicos tiernos, jugosos... no sé si crujientes. Habrá que ver. El líder tendrá 17, usa camisa a cuadros, celeste, arremangada, metida en el pantalón raído. Su guitarra ha batallado, ha gritado, ha murmurado. Es azul y color madera. El compañero parece más callado, se limita a hacer el punteo correcto de la canción. Dan gracias al cielo por un hermoso día, por la belleza de esta mañana. Parece que cantarán alabanzas, me digo, que no estaría mal. Con su saludo, anuncian su primera interpretación. 1) Satisfaction , de los Rolling Stones I can't get no satisfaction I can't get no satisfaction 'cause i try and i try and i try and i try I can't get no, i can't get no Y con su I try... I try sacan sonrisas, bajan la tensión, por un instante olvida uno que h

Carta a Ana Vilma de Escobar

Señora Ana Vilma, permítame dejar de llamarle señora para que, como vos querés, te trate como se le trata al populacho: de vos. No te sintás ofendida por el voceo. Nosotros acá en la calle así somos. Anduve mirusquiando algunas fotos en las que aparecés, y quizá me permitiré explicarte un par de cositas. Como sos nueva en estos lares, pues no estaría mal que te consigás un asesor que venga de “abajo” para que te explique cómo va la cosa por acá. Como a nadie de tu campaña se le prendió el foco, o quizá sí consultaron Maquiavelo, pero no de la manera más precisa, entonces permitime comentar. Si Maquiavelo dice en El Príncipe que “te acerqués al pueblo”, que tus ministros, o vos, hablen su idioma, también tenés que tener en cuenta que acá abajo otro mundo es. Te muestro algunas acciones que quizá, quiero creer, hiciste con buena intención... pero que no fueron de agrado. Los choripanes Empezaste tu campaña para diputada con los choripanes de El chino. Un alimento bien apreciado por

Madres que rezan

 La primera vez que le vi me pareció un monumento, una diosa, una roquera indómita también. Una no sabe muy bien cómo es que hace clic con ciertas personas y eso me pasó a mí con Sara. Supongo que se va a sonrojar porque escriba de ella, pero que la zoque, que se aguante, es el punto de vista de mi texto y qué mejor manera de comenzar que con un personaje fuerte, bien fuerte. Ella me hizo explorar otros límites, les cuento. Hacía mucho que no tenía un arrebato de escritora, porque yo soy sí, de arrebatos, impulsiva y poco pensadora para algunas cosas. Para escribir, me gusta que me posea un nosequé. Musas dirán algunos, pero a mí esas viejas no me hacen ojitos. Prefiero pensar en un huracán interno. Y por eso estoy en este lío. Sin ánimo de irme por las ramas, recién entro al campo de las artistas plásticas . Eso les dije a mis amigos en broma cuando les invité a la próxima exhibición del Museo de Arte (MARTE). Todo comenzó con un correo muy largo, bello eso sí (Sara, son bien largos),