Por hoy no voy a esconderme detrás de una imagen.
Basta ya de artificios.
Dejaré de lado las metáforas elaboradas, da igual porque no tenés la menor idea de qué canción hablo.
A vos no te importa que me gusten los cuentos, te es indiferente que Serrat me ponga triste y contenta a la vez. Vos de mí no sabés nada. Y eso es porque no hablás conmigo.
Estoy furiosa. Triste también. ¿Por qué tanta ausencia? ¿Por qué olvidamos tan pronto?
A ustedes nunca les veo el rostro: ¿de qué se esconden?
Aquí y ahora, eso es lo que quiero. ¿Es tan difícil que salgás de tu vida cotidiana y te tomés un café conmigo?
¿Qué te hice yo para que te quedés en el encierro?
Estamos lejos, muy lejos, de conocernos.
Extraño el sonido de las risas, extraño mirar a todos lados y ver si allá lejos vislumbro tu rostro. ¿Por qué jamás puedo dejar de ser como aquel zorro del Principito que le brinca el corazón de emoción si prometés que aparecerás a tal hora?
Te quiero aquí y ahora. La vida es aquí y ahora. El encuentro cara a cara dirá Luckmann.
A mí la distancia absurda no me sirve para nada.
A mí los que están lejos nunca me han dejado. Todos ellos siempre se han quedado a mi lado, me han amado.
¡Vaya paradoja!
¿Por qué solo ustedes —los que están detrás Atlántico, o los que viven bajo la sierra andina que nos separa o los de la tierra de los tangos— querrían caminar a mi lado?
Solo vos no. Solo ustedes no.
¿Y si estás tan cerca por qué no almorzás conmigo?
No, gracias.
A mí la vida, el amor, el cariño a distancia injustificada y perezosa no me sirve de nada.
Un aquí y ahora es lo único que quiero.
Basta ya de artificios.
Dejaré de lado las metáforas elaboradas, da igual porque no tenés la menor idea de qué canción hablo.
A vos no te importa que me gusten los cuentos, te es indiferente que Serrat me ponga triste y contenta a la vez. Vos de mí no sabés nada. Y eso es porque no hablás conmigo.
Estoy furiosa. Triste también. ¿Por qué tanta ausencia? ¿Por qué olvidamos tan pronto?
A ustedes nunca les veo el rostro: ¿de qué se esconden?
Aquí y ahora, eso es lo que quiero. ¿Es tan difícil que salgás de tu vida cotidiana y te tomés un café conmigo?
¿Qué te hice yo para que te quedés en el encierro?
Estamos lejos, muy lejos, de conocernos.
Extraño el sonido de las risas, extraño mirar a todos lados y ver si allá lejos vislumbro tu rostro. ¿Por qué jamás puedo dejar de ser como aquel zorro del Principito que le brinca el corazón de emoción si prometés que aparecerás a tal hora?
Te quiero aquí y ahora. La vida es aquí y ahora. El encuentro cara a cara dirá Luckmann.
A mí la distancia absurda no me sirve para nada.
A mí los que están lejos nunca me han dejado. Todos ellos siempre se han quedado a mi lado, me han amado.
¡Vaya paradoja!
¿Por qué solo ustedes —los que están detrás Atlántico, o los que viven bajo la sierra andina que nos separa o los de la tierra de los tangos— querrían caminar a mi lado?
Solo vos no. Solo ustedes no.
¿Y si estás tan cerca por qué no almorzás conmigo?
No, gracias.
A mí la vida, el amor, el cariño a distancia injustificada y perezosa no me sirve de nada.
Un aquí y ahora es lo único que quiero.
Comentarios
Y nada más, que desde hoy te leo.
Saludos
Víctor