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Las viejas revistas

Una ola de gente había ya a las 5:30 de la mañana ese lunes en el que todos los estudiantes iniciaban clase. Preví ese movimiento masivo y también me levanté temprano porque no, yo jamás llego tarde a ningún lado; eso, incluso si tengo que llegar horas antes. Eso me pasó ayer y mientras esperaba mi hora de clase, me fui al a biblioteca. Le dije a bibliotecóloga que me iba a echar un sueñito en los sillones, pero no lo logré; en cambio, tomé una revista Time en inglés con Adele en la portada. Así, me fui a la página 118 y celebré el ya pasado regreso de esta fabulosa cantante en esa vieja edición del 2016. El artículo de tres páginas y varias fotos a doble página fue entretenido y divertido. Quizá lo más maravilloso de aquello, además de Adele, fue el enorme placer que me causaba estar echada, leyendo y pasando el tiempo. Eso es un lujo. Y fue así precisamente que me convertí en lectora. Fuente: https://www.vogue.es/moda/news/articulos/ la-nueva-imagen-de-adele-en-la-portada-de-la-r...
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Quererse un poco

 ¿Qué es quererse un poco? ¿Cómo sé que me estimo un poco? Las respuestas variarán depende de quién conteste. Hace unas semanas tuve el privilegio de asistir a una colega maravillosa en un proceso terapéutico con mujeres mayores de 40 años (yo, por supuesto, entraba en la categoría). Por secreto profesional, no podré describir las dinámicas, pero sí contaré qué aprendí. 1) A veces creemos que estamos solas y abandonadas, pero si recordamos a lo largo de nuestra vida, a veces hemos recibido ayuda de personas que ni si quiera imaginábamos. ¿Hubo una compañera de clase que te prestó su cuaderno porque tenía mejores apuntes? ¿Alguien alguna vez te compartió de su propia comida? ¿Te han recomendado sin ningún interés para un trabajo? Y si lo pensamos bien, pues siempre hay alguien que tiende una mano. A veces queremos que sean las personas importantes en nuestra vida, pero no siempre ocurre así. 2) Soy valiosa, soy suficiente. En un mundo de autoexigencias comerciales, es vital recordar...

Mantenimiento, escribe sin pensar

 Una de las primeras lecciones que aprendí en Redacción vinieron del libro de Natalie Goldberg, La escritura, una terapia creativa . En el primer capítulo explica que si quieres ser creativa, debes mantener la mano en movimiento, esto es, escribir sin parar ni pensar. He hecho este ejercicio en innumerables ocasiones con todo tipo de estudiantes universitarios. Contaré solo algunos ejemplos. Una de las primeras veces fue con una chica de inteligencia aguda y rizos preciosos que estudiaba Diseño Gráfico. Éramos poquísimos en la clase y al final del ejercicio ella se quedó platicando conmigo. Había llorado un poco en esos quince minutos que escribieron sin parar. Sí, escribimos sin parar todo ese tiempo y ahí se había dado cuenta de qué era lo que realmente sentía y pensaba de una situación familiar. Este ejercicio no es precisamente para hacer catarsis, pero puedes hacerla. Ella encontró una palabra, sí, una palabra para definir sus sentimientos. Me fui ese día con un estupor enorme...

La cosecha

Tendría yo entre 10 y 12 años cuando fuimos con mi familia a cosechar café. La finca se llamaba Las Delicias (me parece) y quedaba en las faldas del volcán de San Salvador. Ahora todo eso es pura urbanización. Era enero y hacía mucho frío. Recuerdo que íbamos todos en la familia con mucho entusiasmo que poco a poco se iba apagando cuando la respuesta de los adultos era la misma: "Todavía falta bastante". Nuestros pies estaban llenos de polvo y cansancio, pero sabíamos que era una aventura que queríamos emprender. Vengo de una familia del campo, aunque yo crecí en una de esas ciudades con el ego hinchado porque una vez en la vida fueron la capital, pero ya no. Aun así, durante mi niñez los encuentros con las noches estrelladas, los aullidos de coyotes y los gatos en la cocina fueron frecuentes. Esa vez que fuimos al cafetal, íbamos todos: abuela, tíos y tías, primos (muuuchas primas), hermano, madre y padre. Ahí aprendí qué era una tarea, un surco, qué tipo de bayas de café ha...

¡Ponete a escribir!

¡Escribe inflexible y claro sobre lo que duele!, Ernest Heminway En esta época de fórmulas de éxito de cinco pasos que son pura basura, he recibido el consejo que necesitaba del lugar más insospechado. Un dibujito de ánime me dijo ayer que me pusiera a escribir. Digo, es la traducción del grito que la da nombre a la película Look back: continúa dibujando (de  Kiyotaka Oshiyama , 2024 ). (Vayan a verla, está preciosa). Tras varios años en este oficio, encargos de proyectos divinos y otros atroces, con una pandemia de por medio, pues había perdido el rumbo. Sí, porque yo no creo para nada en la inspiración, sino en la transpiración. Sin embargo, ni eso había hecho que saliera de este aparente letargo. No estoy diciendo que haya salido, pero estoy haciendo mucho al respecto. (Me desvío, ¡por Dios! Si yo misma evaluara este texto me bajaría dos puntos por incoherencia... Pero qué más da.) Escribir es un acto físico, mental y emocional. Estuve en un proyecto hermoso, pero descorazonador...

Ansiedad por el estatus: autoestima

He de confesar que no es ninguna sorpresa que el Talón de Aquiles de mi clase sea la falta de comprensión lectora, sobre todo en textos que exigen ponerse en situación y evaluar nuestra realidad. A mi colega María Tenorio se le ocurrió la idea de que leyéramos el libro Ansiedad por el estatus (De Botton); así que lo estamos desentrañando. Es un libro entretenido y propicio para pensar: nos hace conscientes de cuán vulnerables somos y explica en cierto modo, con datos históricos, por qué estamos tan jodidos como estamos.  Como mis cachorros tienen evaluación de dos capítulos, voy a hacer el mismo ejercicio que ellos tendrán en su examen parcial. Ahí les va un textito que pasará por comprensión lectora y análisis de nivel básico para orientarles (texto de 4 párrafos, unas 500 palabras).  Ansiedad por el estatus: ¿de dónde viene mi autoestima? El capítulo III del libro, Las expectativas, sobre todo el apartado titulado Igualdad, expectativas y envidia, se centra en explicar, en...

Madres que rezan

 La primera vez que le vi me pareció un monumento, una diosa, una roquera indómita también. Una no sabe muy bien cómo es que hace clic con ciertas personas y eso me pasó a mí con Sara. Supongo que se va a sonrojar porque escriba de ella, pero que la zoque, que se aguante, es el punto de vista de mi texto y qué mejor manera de comenzar que con un personaje fuerte, bien fuerte. Ella me hizo explorar otros límites, les cuento. Hacía mucho que no tenía un arrebato de escritora, porque yo soy sí, de arrebatos, impulsiva y poco pensadora para algunas cosas. Para escribir, me gusta que me posea un nosequé. Musas dirán algunos, pero a mí esas viejas no me hacen ojitos. Prefiero pensar en un huracán interno. Y por eso estoy en este lío. Sin ánimo de irme por las ramas, recién entro al campo de las artistas plásticas . Eso les dije a mis amigos en broma cuando les invité a la próxima exhibición del Museo de Arte (MARTE). Todo comenzó con un correo muy largo, bello eso sí (Sara, son bien larg...