Un amigo me decía que siempre es mejor un libro físico, por aquello de la sensualidad al tocarlo y demás. Comulgo sobremanera. Y por ahí leía cómo una mujer casi chillaba de tristeza porque veía el fin de la producción de libros en papel. Tan romántica ella.
Sin argumento aparente me inclino por el no.
Los libros no van a desaparecer, señora.
Uno, si van a ser sustituidos por un e-book, a ver, ¿cuánto cuesta, quiénes lo van a comprar, peor aún, quién va a gastar miles de dólares en un aparato que sirve para leer cuando el promedio de la gente no lee ni siquiera el periódico? No tengo estadísticas, lastimosamente. Total, para tal efecto hoy una veintena de chicos me dijo tajante que no le gustaba leer. Chicos universitarios, qué va... chicos que salieron de colegios decentes que les permitieron acceder a educación superior.
A mí lo que de verdad me da miedo es que con tanto acceso a la tecnología creamos que somos la salsa del mundo y nos olvidemos de todos aquellos que no saben ni siquiera cómo encender una computadora. Vivimos sumidos en nuestro mundillo enano de gente seleccionada que puede ver nuestros perfiles y tonterías así que se nos olvida todo lo demás.
Señora, hay pobreza en el mundo hasta el hartazgo. Digo, y si van a aprender a leer... ¿habrá una misión especial de la Unión Europea que les lleve sus e-book a todos los niños, por ejemplo, de Haití, El Salvador, Nicaragua? ¿Los muchachos van a leer, por lo menos, Cuentos de cipotes en la red, en un e-book?
Honestamente creo que la escritura (y posterior lectura) vuelve inmortal a cualquiera. A todos, de eso se trata la historia, y por lo pronto yo no le veo el fin al libro físico. Ni me preocupa pensar que un delete acabará con mi biblioteca si lo más brutal es que otros, los que ni leen mi-mamá-me-mima, no saben siquiera cómo escribir el nombre con el que los llaman.
Señora, los libros son como la prostitución: jamás desaparecerán.
Este no es un mundo justo.
*
Sin argumento aparente me inclino por el no.
Los libros no van a desaparecer, señora.
Uno, si van a ser sustituidos por un e-book, a ver, ¿cuánto cuesta, quiénes lo van a comprar, peor aún, quién va a gastar miles de dólares en un aparato que sirve para leer cuando el promedio de la gente no lee ni siquiera el periódico? No tengo estadísticas, lastimosamente. Total, para tal efecto hoy una veintena de chicos me dijo tajante que no le gustaba leer. Chicos universitarios, qué va... chicos que salieron de colegios decentes que les permitieron acceder a educación superior.
A mí lo que de verdad me da miedo es que con tanto acceso a la tecnología creamos que somos la salsa del mundo y nos olvidemos de todos aquellos que no saben ni siquiera cómo encender una computadora. Vivimos sumidos en nuestro mundillo enano de gente seleccionada que puede ver nuestros perfiles y tonterías así que se nos olvida todo lo demás.
Señora, hay pobreza en el mundo hasta el hartazgo. Digo, y si van a aprender a leer... ¿habrá una misión especial de la Unión Europea que les lleve sus e-book a todos los niños, por ejemplo, de Haití, El Salvador, Nicaragua? ¿Los muchachos van a leer, por lo menos, Cuentos de cipotes en la red, en un e-book?
Honestamente creo que la escritura (y posterior lectura) vuelve inmortal a cualquiera. A todos, de eso se trata la historia, y por lo pronto yo no le veo el fin al libro físico. Ni me preocupa pensar que un delete acabará con mi biblioteca si lo más brutal es que otros, los que ni leen mi-mamá-me-mima, no saben siquiera cómo escribir el nombre con el que los llaman.
Señora, los libros son como la prostitución: jamás desaparecerán.
Este no es un mundo justo.
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Comentarios
Abrazos!
Tal vez algunos libros se vuelvan un bien de lujo, y pienso en que se acaban los árboles, aunque sigo pensando en que es uno de los métodos más eficaces de perpetuar la escritura, para aprender a leer, escribir, para mucho. Un abrazo, linda, sigamos con la discusión que se pone buena, besos.