Ir al contenido principal

Monólogo de Beatriz Pereira

Beatriz Pereira:
(sentada en un sofá, con ropa de oficina, sostiene una bola de lana. Está tejiendo con agujas dobles)

¿Qué, a vos nunca te ha pasado?
A mí... no sé, supongamos que me interesan las matemáticas y llevo las cuentas. Supongamos te dije. Unas veinte veces. Sí, como lo oís, veinte veces me ha pasado. No, pues no te clavés con los números. Pueden ser más, pueden ser menos. No sé, total. Que si debería llevar una libretita y anotar. ¡Ay, no! Te imaginás, qué pereza. Tener la certeza de las fechas... de sus... Sí, de todo. No, siempre he preferido revolver mi cajón de recuerdos y saltarme los hechos, confundirlos... ¡Hasta olvidar!
(es ese momento está tratando de desatar un nudo y no puede)

Me dijo una vieja el otro día: "Al único tipo de muerte que le temo es al de la memoria. A que me olviden, esa muerte sí duele".
Claro que duele que te olviden, que manden al carajo todo y ni sepan nada de vos.
Sabés, yo por eso escribo. Así, si me da la gana me leo yo solita y se acabó. Claro, procuro que alguien más que yo lo haga, si no, no tiene chiste. La cosa es no reírse en solitario.
(Se queda pensando un momento. Se levanta de manera abrupta y mira por los costados como si hubieran ventanas. Verifica que no la espíen)

Lo que te estaba diciendo. Se supone que somos seres gregarios pues, que somos civilizados y demás. Justo por ahora estoy en uno de esos sitios raros en los que la gente es todavía más rara. Vos imaginame ahí solita, tranquila. Y de pronto me habla un tipo. Raro, pero raro, vieja. Rarísimo. (Ahora un pie se le enreda en la lana. Va poniéndose molesta)¿Se supone que yo tengo que ser amable cuando mi instinto me dice que me acecha y que quiere algo de mí y yo no quiero dar nada ni siquiera compartir un estadio si él está en zona Vietnam y yo en platea? Pues no, al carajo. Y así con la vida.

El otro día estaba comiéndome una hamburguesa basura. Yo no como esas cosas, pero no sé qué estupidez se apoderó de mí y terminé en ese restorán gringo de la eme gigante. Un fiasco. (Se pone alegre, el nudo se desató de su pie, pero ahora tiene las manos enredadas)

Comía mi prefabricada comida grasienta cuando apareció esta nena que es tan amable pero tan amable que da terror encontrarla. Te explico. Me cruzo con ella en el baño y es tan linda, educada, buena moza y tan amable que te arranca toda la amabilidad que traés escondida en lo más profundo y parco de tu ser. En serio. No podés no ser amable con ella. Es exquisita y propia. (Se pone la lana en la cabeza y la imita.) Así que a veces, cuando estoy dentro de un baño y escucho que ella está fuera, en el lavabo o el espejo, pues me quedo dentro. Escondida. Sí, hay días en los que no tengo la fuerza suficiente para ser alegre con ella. Es tan amable que no puedo ser gris. Dice Valeria que no puede ser tan feliz, que ha de sufrir por dentro. Yo no sé. A veces bromeamos con que quizá duerme con la sonrisa tatuada, inamovible. Pobre, le han de dar calambres.

Así que la nena se me acercó en el restorasucho ese. Con papa en mano, la miré. Sonreía, me preguntó si yo esperaba a alguien. Negativa de mi parte. Que por qué no me iba a comer con sus amiguitas felices que estaban allá arriba, en la otra mesa. Ay no, le hice cara de aflicción. No sé ni cómo, pero le dije que no, que prefería quedarme ahí olvidada por el mundo. (Teje de manera fluida) Mirando cómo entraban y salían los carros del parqueo. Ay, sí, yo sé que exagero, soy una exagerada de mierda, pero fue así, creeme. Me hizo un puchero para convencerme, pero fui muy fuerte le dije que no, que muchas gracias. Se fue.

No te digo pues... es que yo elijo ser segregada. Ni me terminé la comida esa... Yo no quería estar ahí, pero ni modo. Y que si elegí estar en medio de esta gente, pues yo no sé. Eso de la adaptabilidad es cosa extraña. Me gustan los malos hábitos porque al fin y al cabo ya los tiene uno bien entrenados. (Se da cuenta que el punto le quedó mal y da tirones)

No me mirés así, ya sé que estoy sola porque me da la gana. Y lo de los veinte es otro cuento.
(Más tirones)
No, no tengo las cuentas claras. Y ni quiero. No es nada de exageración. Sí, son como veinte veces, aunque no me creás. Veinte veces he hallado al hombre de mi vida, y uno a uno se han ido.
(Pausa. Beatriz está toda enredada)
Tranquila, no pasa nada. ¿Y para qué me voy a poner a llorar? Ni vos llorés. Ay, muchacha, aquí se suma, aquí siempre se suma. Jamás se resta.

(Entra luz frontal tan fuerte que todo se ve blanco. Apagón. Beatriz desaparece. En la escena solo queda la bola de lana hecha un desastre y unas tijeras.)


*

Comentarios

Clau ha dicho que…
Qué bonito! Me la imaginé, en un sillón gris alcolchonado, con una pared salmón de fondo y la otra muchacha sentada frente a ella en una silla de madera, de esas de juego de comedor grande, con una ventana lejana a la derecha.
VIKTOR VIKTOROVICH ha dicho que…
Yo me imaginé a Alejandro Magno con una espada, cortando el nudo gordiano.... Saludos, mi amantísima, ¡Lorena Augusta! Este silencio me ha hecho pensar y leer a quien lo merece. Vos sos de lo poco que existe en este país de ignaros que merece y es un placer leer... Gracias, Augustísima, por estos textos que me sacan de la monotonía de la vida. Yo insisto, ¿por qué no publicás todos los retazos de tu pensamientos? Harían un mejor libro que los de E..... ¡vos sabés quién! :) Como decís vos: "Primores, Augusta" Te ruego que nunca parés de escribir.

Tuyo afectísimo

YO
VIKTOR VIKTOROVICH ha dicho que…
Ach, Lorena Augusta, estas babosadas cibernéticas no me dejan estar seguro si puse o no puse el comentario... En fin, a una mujer como vos, ¿quién putas puede llevarle la contraria, disentir o simplemente no leerla?
Lorena J. Saavedra ha dicho que…
Clau: Qué maravilla que le haya gustado. ¿y qué se ve desde la ventana?

Primores hiperbólicos, mi amantísimo Viktor Augusto. Me tenías en sed. Cuánto abandono. Pero yo a vos te perdono todo, menos que no te tomés otro vodka conmigo.
Clau ha dicho que…
Nada, sólo una luz brillante a través de los vidrios "solaire" cerrados, sin cortina =)
Desafiante ha dicho que…
Buenísimo como todo lo que s epuede hallar aquí. La niña eternamente feliz, sé a qué te referís y es un sufrimiento el segundo que intercambiás saludo con ella. ¡No dejés de escribir nunca!
Joy ha dicho que…
Mi querida!!! Esto es impresionante. La niña eternamente feliz!!! Yo la conozco...qué tremenda esta vida!!! Qué tremenda escritura!!! Ánimo mi gato de la segunda planta.

Abrazos!
VIKTOR VIKTOROVICH ha dicho que…
Gracias por los "primores", mi queridísima Lorena Augusta... Siempre te queremos, te estimamos y, sobre todo, te leemos. ¿Y para cuándo el dichoso vodka, pues? :) Solo decíme y nos bebemos la vida, mi querida amiga...

Entradas populares de este blog

Satisfaction

Voy en el cacharro que da la vuelta en la Jerusalén y que llega al centro de gobierno, y en el centro comercial snob ese, por el que mandaron al carajo mi parque para bicicleta, se suben dos chicos con guitarra en mano. Chicos tiernos, jugosos... no sé si crujientes. Habrá que ver. El líder tendrá 17, usa camisa a cuadros, celeste, arremangada, metida en el pantalón raído. Su guitarra ha batallado, ha gritado, ha murmurado. Es azul y color madera. El compañero parece más callado, se limita a hacer el punteo correcto de la canción. Dan gracias al cielo por un hermoso día, por la belleza de esta mañana. Parece que cantarán alabanzas, me digo, que no estaría mal. Con su saludo, anuncian su primera interpretación. 1) Satisfaction , de los Rolling Stones I can't get no satisfaction I can't get no satisfaction 'cause i try and i try and i try and i try I can't get no, i can't get no Y con su I try... I try sacan sonrisas, bajan la tensión, por un instante olvida uno que h

Carta a Ana Vilma de Escobar

Señora Ana Vilma, permítame dejar de llamarle señora para que, como vos querés, te trate como se le trata al populacho: de vos. No te sintás ofendida por el voceo. Nosotros acá en la calle así somos. Anduve mirusquiando algunas fotos en las que aparecés, y quizá me permitiré explicarte un par de cositas. Como sos nueva en estos lares, pues no estaría mal que te consigás un asesor que venga de “abajo” para que te explique cómo va la cosa por acá. Como a nadie de tu campaña se le prendió el foco, o quizá sí consultaron Maquiavelo, pero no de la manera más precisa, entonces permitime comentar. Si Maquiavelo dice en El Príncipe que “te acerqués al pueblo”, que tus ministros, o vos, hablen su idioma, también tenés que tener en cuenta que acá abajo otro mundo es. Te muestro algunas acciones que quizá, quiero creer, hiciste con buena intención... pero que no fueron de agrado. Los choripanes Empezaste tu campaña para diputada con los choripanes de El chino. Un alimento bien apreciado por

Madres que rezan

 La primera vez que le vi me pareció un monumento, una diosa, una roquera indómita también. Una no sabe muy bien cómo es que hace clic con ciertas personas y eso me pasó a mí con Sara. Supongo que se va a sonrojar porque escriba de ella, pero que la zoque, que se aguante, es el punto de vista de mi texto y qué mejor manera de comenzar que con un personaje fuerte, bien fuerte. Ella me hizo explorar otros límites, les cuento. Hacía mucho que no tenía un arrebato de escritora, porque yo soy sí, de arrebatos, impulsiva y poco pensadora para algunas cosas. Para escribir, me gusta que me posea un nosequé. Musas dirán algunos, pero a mí esas viejas no me hacen ojitos. Prefiero pensar en un huracán interno. Y por eso estoy en este lío. Sin ánimo de irme por las ramas, recién entro al campo de las artistas plásticas . Eso les dije a mis amigos en broma cuando les invité a la próxima exhibición del Museo de Arte (MARTE). Todo comenzó con un correo muy largo, bello eso sí (Sara, son bien largos),